PATAGONIA SUBMARINA CHILENA, UN PULMÓN VERDE, EN PELIGRO...


Cuando pensamos en Patagonia, de inmediato lo asociamos a la idea de sitios inalterados, vientos, nieve, lluvias y un lugar donde todo parece adquirir dimensiones colosales: glaciares, lagos, montañas; sin embargo, pocos conocen la riqueza biológica que hay bajo el mar patagónico y la importancia de conservar estos ecosistemas, para la salud del planeta y el bienestar de su población.

Los ecosistemas Patagónicos, albergan un tercio de los bosques submarinos de algas gigantes pardas existentes en el mundo. Comúnmente se les conocen como huiro, sargazo o calabacillo y, forman parte de uno de los ecosistemas más productivos, biodiversos y dinámicos del planeta. Prosperan mayormente en aguas frías. Habitan desde la zona intermareal hasta unos 40 metros de profundidad. Su denominación de “gigantes”, es porque pueden llegar a medir 60 o más metros de longitud, y “pardas” por el predominio de un pigmento fotosintético conocido como fucoxantina, que les otorga ese colorido pardo-marrón, que prevalece sobre el verde tradicional de la clorofila de otras especies vegetales.

Son estructuradores de hábitats, es decir, sientan las bases para que otras especies, a su resguardo, puedan desarrollarse. A pesar de su importancia, como aportadoras de oxígeno y reductoras dióxido de carbono (CO2) y su decisiva contribución para ayudar a reducir el calentamiento global, todavía no hay certeza de su extensión a nivel global, sus patrones de distribución y abundancia en Patagonia, ni suficiente investigación para saber cómo se han visto afectados por el cambio climático, sin embargo, hay consenso que, los fríos mares a lo largo de la desmembrada costa occidental de Patagonia (Chile) albergan los mayores y mejor conservados bosques de algas.

En Chile están presentes cinco especies de huiros: tres que habitan en la orilla (intermareales), que correspondes a dos especies de huiro negro (Lessonia spicata y Lessonia berteroana), y el chochayuyo (Duvillea antárctica), y dos que viven bajo el mar (submareales), que son el huiro palo (Lessonia traberculata) y el huiro canutillo o flotador (Macrocystis pyrifera), esta última, la mayor de todas las algas y una de las especies de crecimiento más veloz en el mundo, que, en condiciones óptimas, en la temporadas de primavera y verano, puede lograr tasas de crecimiento de hasta cerca 50 cm diarios.

Los bosques de algas, en general, crecen hasta 30 veces más rápido que las plantas terrestres, regulan el PH de las aguas, son importantes barreras naturales que disminuyen la fuerza destructora de las olas, protegiendo la línea de costa. Proveen un lugar de refugio, desove y alimento a invertebrados e infinidad de especies de crustáceos, moluscos, peces, algunas variedades de gusanos marinos, pero también constituyen el hábitat de especies comerciales de gran valor en Patagonia como: centolla (, erizo, ostión -representado por dos especies: el Ostión del Sur y el Ostión Patagónico, locos, cholgas y choros  que forman parte importante de su identidad cultural y económica, así como también del hábitat de mamíferos como ballenas, delfines, lobos marinos, que utilizan estas áreas para alimentarse y socializar.

A modo ilustrativo, para entender la importancia de proteger estos bosques de macroalgas, recordar que el principal gas de efecto invernadero que provoca el calentamiento global es el dióxido de carbono (CO2) y que el proceso químico que se produce en plantas, algas y algunos tipos de bacterias cuando se exponen a la luz solar, denominado fotosíntesis, permite que el agua y el dióxido de carbono (CO2) se combinen para producir materia orgánica (celulosa, almidones, azúcares, etc.). El resultado de este proceso clave, es la absorción del dióxido de carbono (CO2) y la liberación de oxígeno a la atmosfera.

En los orígenes de la Tierra, fueron organismos fotosintetizadores, como el fitoplancton, constituido por un amplio grupo de microorganismos unicelulares que habitan sistemas acuáticos, los que permitieron modificar la composición de la atmósfera terrestre, haciendo posible la vida tal como la conocemos hoy.

En la actualidad, el fitoplancton es responsable de producir más de la mitad del oxígeno atmosférico y de retirar una cantidad equivalente de CO2, por lo que el océano sigue siendo el principal sumidero de carbono global.

Sobre los bosques de macroalgas, a nivel mundial, hay abundante bibliografía para estar preocupados por su extinción. La mitad de ellos han desaparecido por la actividad humana (contaminación, extracción, etc.) pero también, por el aumento de la temperatura de los océanos, producto del calentamiento global. Los casos más emblemáticos e ilustrativos de su extinción son: California con el 97% y Australia 95%, sin embargo, en Patagonia han permanecido casi inalterados desde hace casi 200 años, desde los tiempos en que el naturalista británico Charles Darwin recorriera los mares patagónicos.

La doctora en Geografía y Medioambiente de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y postdoctorado de la Universidad de Victoria (Canadá), la chilena Alejandra Mora Soto, que desarrolló el primer mapa mundial de bosques submarinos, señalo que el calentamiento global no ha afectado mayormente a los bosques de algas patagónicas, que presentan una notable estabilidad, la cual podría explicarse básicamente por dos razones. La primera de ella es que el deshielo de los glaciares genera el ingreso de agua fría a los sistemas oceánicos. La segunda tiene que ver con los cambios en el patrón de vientos que alterarían el flujo térmico del océano, que ha mantenido, sin grandes variaciones su temperatura.

Por otro lado, si bien los bosques de macroalgas en Patagonia no han sufrido la desforestación causada por los “barreteros” -que operan en la parte centro y norte de nuestro país o en otras regiones del mundo- que arrancan de raíz las algas, impidiendo su regeneración, no es menos cierto que no es el único peligro a los que están expuestos.

La creciente demanda mundial de ácido algínico (polisacárido coloidal), que se obtiene de forma natural de las paredes celulares de las algas pardas, que alcanza concentraciones entre 20% y 25% de su peso seco y sus derivados como: sales sódicas, cálcicas y potásicas (alginatos) también altamente demandado por la industria para dar volumen, textura y viscosidad a una variada gama de productos cosméticos, alimenticios, médicos, odontológicos, farmacéuticos y otros, pueden convertir la extracción de macroalgas en una alternativa de sustitución de otros recursos marinos sobrexplotados, que ya no rentan lo suficiente, ya sea por vedas, reducción de cuotas de extracción, leyes de protección u otra variable, convirtiendo la extracción de algas en un preciado trofeo.

La doctora Alejandra Mora, recientemente señalo: la salmonicultura es otra amenaza, tanto para los bosques subacuáticos como los mares del sur de nuestro país. Hoy asegura, no existe protección eficiente, ni control real para los bosques de huiros de la Patagonia ni del resto del país, y que para conservarlos de manera efectiva se requiere crear más áreas marinas protegidas y el retiro de actividades contaminantes o extractivas cerca de bosques de algas.

Sobre el cultivo de salmones, el doctor en Oceanografía de la Universidad de California, Biólogo Marino, U. de Chile y presidente de la Asociación para la Defensa el Ambiente y la Cultura de Chiloé, Tarcisio Antezana, explica que la contaminación de las aguas por un exceso nutrientes liberados por la industria del salmón, provoca la eutroficación del ecosistema, aumentan los procesos de floraciones de algas que prolongan y avivan la marea roja (microalgas tóxicas). Además, se generan condiciones anaeróbicas en el agua que impiden la existencia de la vida en el mar. Al disminuir la concentración de oxígeno, algunos animales abandonan la zona, hay especies de plantas y algas que no llegan a crecer, y aumentan los microorganismos anaeróbicos, que no aportan oxígeno y, por el contrario, producen toxinas que ralentizan aún más la descomposición de la materia.

Antezana, además aseguró, que el elevado uso de antibióticos en la cría de salmones (incluso 6.000% más que lo utilizado en países europeos) puede originar serias perturbaciones en todo el ecosistema, incluso afectar a cetáceos como los delfines. Esta actividad, excede la capacidad de carga del ecosistema (hay un máximo número de individuos que cada especie puede sostener sin disminuir los recursos naturales) lo cual genera crisis como la anemia infecciosa del salmón (ISA) o masivas mortandades. En 2016, el vertido de 9.000 toneladas de salmones muertos en aguas del mar de Chiloé intensificó la marea roja y provocó una mortandad de 23 millones de peces y una profunda crisis social, ambiental y económica.

El avance de la industria salmonera hacia el extremo sur de Chile ha significado el daño de valiosos ecosistemas de fiordos y canales que han sido sustento de comunidades costeras desde hace siglos. Más del 50% de la superficie de la Región de Magallanes fue declarada con diferentes categorías de conservación (parques y reservas nacionales, reservas marinas e incluso categorías internacionales como reservas de la biósfera). Sin embargo, esto no ha impedido que empresas salmoneras desarrollen proyectos altamente contaminantes en la zona, incluso al interior de las áreas protegidas.

Cada vez nos impacta más, señalo Antezana, la recurrente seguidilla de desastres ambientales provocados por esta actividad: derrames, hundimientos, escapes de salmones, mortalidades masivas y proliferación de zonas muertas (anoxia), son solo algunos ejemplos. Todo esto ha puesto en peligro desde hace años a los ecosistemas marinos de las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes.

Por su parte, el destacado biólogo marino, Alejandro Buschmann, apoya las apreciaciones de sus colegas, Mora y Antezana. Mediante investigación bibliográfica, reconstruye la evidencia internacional que indica que la salmonicultura genera impactos graves y permanentes sobre los ecosistemas. Además, deja en evidencia la escasa investigación existente en Chile, la mínima protección ambiental y concluye que el enorme crecimiento de esta actividad no ha ido acompañado de la investigación científica necesaria que respalde normas regulatorias de control. Como consecuencia, el marco regulatorio es ineficiente, y no sólo pone en peligro el ecosistema sureño, sino también la proyección de la actividad en el futuro, debido a la degradación del medio ambiente y a los permanentes conflictos que genera con las comunidades.

Para muestra un botón… Tras más de 10 años de tramitación en el Congreso chileno, el lunes 29 de mayo de 2023, la Comisión Mixta votará el proyecto de Ley para La Naturaleza, que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, al cual empresarios y poderosas transnacionales salmoneras -varias tienen un amplio prontuario de delitos ambientales- se oponen sistemáticamente.

Finalmente solo recordar que: la ley para la naturaleza surgió como parte de una recomendación OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), para incluir a Chile entre los países definidos como “desarrollados… y no hemos cumplido.
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POR AQUÍ NO... EL LOBBY MACABRO DE LA INDUSTRIA SALMONERA.


Este documental de Greenpace, es una invitación a navegar junto a los actores Carolina Arregui y Benjamín Vicuña por los prístinos mares patagónicos chilenos, donde se visibiliza y denuncia el verdadero impacto de la industria salmonera en estos ecosistemas únicos y tan importantes para nuestro planeta.

Hoy se encuentra en grave riesgo la Reserva Nacional Kawésqar, un área protegida recientemente creada que corresponde a las aguas marinas del Parque Nacional Kawésqar

El lobby de la industria salmonera consiguió que el mar de este Parque Nacional quedara excluído y buscan instalar más de 60 nuevos proyectos en el área, los que se suman a los 68 proyectos ya aprobados en las aguas de la Reserva. ¡No podemos permitirlo! El medio ambiente, los ecosistemas y toda la biodiversidad está en serio peligro. 



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RESCATAN EL PRIMER ICTIOSAURIO COMPLETO EN PATAGONIA CHILENA


Como “Fiona” fue bautizada, el primer ejemplar fósil completo de una hembra adulta, preñada y con embriones intactos, de un Ictiosaurio (del griego ichtyos=pez y saurus=reptil) de 4 metros de largo, descubierto el 2009 por la paleontóloga e investigadora del Centro de Investigación GAIA Antártica de la Universidad de Magallanes Judith Pardo Pérez en el sector del Glaciar Tyndall, uno de los mayores del campo de hielo Patagónico Sur (331 km²), que se ubica en los limites del Parque Nacional Torres del Paine, en la Región de Magallanes, Patagonia Chilena.
 
Los ictiosaurios eran grandes reptiles marinos (no dinosaurios), que dominaron los mares entre los 250 millones de años (Triásico) y los 90 millones de años (Cretácico superior) y se extinguieron 25 millones de años antes que los dinosaurios, en el gran evento, conocido como Cretácico/Paleógeno, causado por el impacto de un asteroide, de 10 a 15 km de ancho, que generó la extinsión masiva y repentina de tres cuartas partes de las especies de plantas y animales de la Tierra,​ hace aproximadamente 66 millones de años y que además, define el termino período Cretácico, de la Era Mesozoica y el comienzo del Paleógeno, primer periodo del la Era Cenozoica, que continúa hasta nuestros días.

La expedición paleontológica liderada por la Dra. Judith Pardo, se desarrolló entre marzo y abril de 2022 -trece años despues de su descubrimiento- y contó con el apoyo de un multidiplicinario equipo internacional, que consiguió con éxito excavar y rescatar, en cuatro bloques, el primer fósil de un ictiosaurio completo en Chile. Además, enfatizó Pardo, esta es la única hembra preñada de edad Valanginiana - Hauteriviana, es decir, que vivió entre los 129 y 139 millones de años, durante el Cretácico temprano, registrada y extraída en el planeta.  

Este yacimiento paleontológico, que hace 140 millones de años fue una cuenca o un fondo marino, nos hace pensar que era un ambiente ideal para dar a luz a sus crías, señalo Pardo. Además, indicó, que la cantidad de ictiosaurios encontrados en un área pequeña, de tan solo 10 km, es increíble y concentra la mayor cantidad de fósiles de ictiosaurios del mundo. La mayoría de ellos están completos y sus esqueletos articulados, algo que no se ve en otros sitios.



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CANALES PATAGÓNICOS


Los Canales o fiordos Patagónicos, ocupan la vertiente occidental de la porción más austral de Sudamérica (Chile). Es un territorio, de varios grados de latitud, que alberga, uno de los relieves más complejos -en términos geológicos- y los paisajes menos intervenidos, inexplorados y a su vez, excepcionales del planeta. En la actualidad, la región, accesible casi exclusivamente por vía marítima, sigue llamando la atención de la comunidad científica mundial, pero también, concita, el interés de un número creciente de turistas con intereses especiales. Es sin duda alguna, un destino que hay que visitar.

 
Casi todo el relieve chileno es originado por subducción. La subducción ocurre a lo largo de amplias zonas, que en el presente se concentra en el llamado cinturón de fuego del Pacífico

En el marco de la teoría tectónica de placas (geología), la subducción es el hundimiento de una placa litosférica bajo el borde de otra. El borde de encuentro entre dos placas se conoce como margen convergente y es la zona de mayor actividad sísmica del planeta.

En la costa austral de Chile, frente a la península de Taitao (46° O9 S) existe una triple unión geológica muy activa, denominada el “triple punto de Chile”, donde convergen las placas de Nazca y Antártica, que se desplazan al este y la Sudamericana al oeste.También se encuentra en este punto, la dorsal de Chile, que sirve de límite entre las placas de Nazca y Antártica, que está siendo subducida, en el mismo sentido que lo hacen las placas de Nazca y Antártica, bajo el margen continental de Sudamérica.

La fricción generada por contacto y movimiento entre placas, en el margen convergente, genera una acumulación de energía, que puede liberarse, por un lado, como un desplazamiento violento entre dos bloques separados por un plano de fallas -como la falla de Liquiñe-Ofqui- generando la ruptura de la corteza, como ocurrió durante el terremoto de Valdivia en el año 1960. El masivo evento rompió la corteza en toda la zona de subducción, desplazando la placa de Nazca unos 30 a 40 metros por debajo de la placa Sudamericana, entre las penínsulas de Arauco (37°S) y de Taitao (46°S), en una extensión de más de 1.000 km de norte a sur, generando el mayor sismo registrado instrumentalmente en la historia de la humanidad (9,6° Mw, corregido el 2014, por el U.S. Geological Survey).

Por otro lado, la subducción también causa la fusión parcial de parte del manto terrestre. Los volcanes originados en zonas de subducción -alineados en forma paralela a ella, como “arco volcánico”- son muy grandes y de laderas pronunciadas, debido a la viscosidad de su magma y causan erupciones de gran violencia, como es el caso del Volcán Hudson, 1991 o el Chaitén, 2008, ambos en territorio nacional y con índice de explosividad (IEV) 5 en la escala de 1 a 8.

Todo este conjunto complejo de procesos geológicos, ha modificado y redefinido profundamente, varias veces, la geografía no solo de esta zona, sino también del país. Primero propiciaron el levantamiento de la cordillera de la Costa, luego los Andes y posteriormente, tras el hundimiento de la placa Sudamericana, que permitió el ingreso del mar a las zonas bajas y con ello, el surgimiento de una gran cantidad de islas -las más próximas al océano son en general áridas y desnudas de vegetación, por estar expuestas a toda la fuerza del viento- y promontorios que presentan un relieve ígneo, áspero e irregular, propios de zonas de convergencia de placas tectónicas, asociada a una cadena volcánica muy activa.

Tras formarse el relieve, la erosión glaciar, horadará profundos y extensos valles, permitiendo el ingreso del mar más hacía el interior del continente, en especial, durante periodos interglaciares (cálidos) donde aumento su nivel; pero en general, el sector costero, se presenta como una sucesión de tierras altas (mesetas) con laderas abruptas o paredones que caen más o menos verticales al mar, interrumpida por numerosos picos y cordones cordilleranos, muy similares entre sí, que generan un laberinto de canales, donde cabos y penínsulas terminan en forma abrupta, aun cuando los canales, primarios o secundarios, en general son limpios y abiertos, permitiendo una navegación tranquila.

Los amantes de la naturaleza hallarán en la zona de los canales patagónicos, una excelente oportunidad para disfrutar y sorprenderse con paisajes fuera de lo común. Sin duda alguna, es un territorio de una belleza inusual e indescriptible. En todos los canales interiores de esta intricada, desmembrada y loca geografía, hay abundantes bosques nativos, flora, avifauna, especies marinas, terrestre e invertebrados de todo tipo, donde incluso, es posible encontrar algunos casos muy excepcionales, como el Dragón de la Patagonia (Andiperla willinki) un insecto (extremófilo) del Orden Plecóptera, que toda su vida transcurre en el hielo y por tal motivo, tras su descubrimiento, es intensamente investigado por la comunidad científica.

Es un territorio, donde una parte importante de las especies, son endémicas de estas latitudes, pero también los canales nos ofrecen una navegación protegida y segura hacia el frente de glaciares -que de otra manera no se podría  acceder y ver- en confortables embarcaciones, sin sufrir los embates del oleaje temido de los mares del sur, que pudiesen terminar por arruinar nuestra mejor experiencia.

Se suma a este sorprendente paisaje, la inigualable belleza de los Andes Patagónicos, el telón de fondo de cualquier navegación por este fragmentado territorio, que caracteriza a la zona comprendida entre Puerto Montt (41°28′18″S) y Cabo de Hornos, considerada por muchos, como una de las más hermosas, no sólo del sur de Chile, sino también a nivel planetario. Un territorio soñado, que, a pesar de su aparente rudeza e inhabitabilidad, incluso para el hombre actual, fue colonizado por pueblos cazadores-recolectores nómades que se asentaron en la costa hace más 6.500 años y recorrieron este territorio en pequeñas embarcaciones (canoas) en busca de su alimento (lobos marinos, aves, peces y mariscos) y al cual hoy puede acceder a través de una amplia, cómoda y variada red de transportes marítimos.
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TREKKING ISLA NAVARINO


En el extremo sur de América, sobre la ribera sur del Canal Beagle, a más de 2.500 km. al Sur de la capital de Chile, Santiago, en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, se encuentra la Isla Navarino, que anualmente congrega a un selecto grupo a amantes del trekking de todo el mundo, atraídos por lo agreste y salvaje belleza de su paisaje.

La capital de la Comuna de cabo de Hornos, Puerto Williams, fue nombrada así en honor al marino inglés nacionalizado chileno, John Williams Wilson, entonces capitán de puerto de San Carlos de Ancud, que por instrucciones del presidente Manuel Bulnes (1841-1846 y reelegido por un nuevo período hasta 1851) fue quien tomó posición, para Chile, del Estrecho de Magallanes y sus tierras adyacentes (1843) con la fundación del Fuerte Bulnes.

A la Isla Navarino se accede, por vía aérea viajando desde Santiago a Punta Arenas y desde allí conectando un vuelo local (avioneta) hasta Puerto William. Por vía marítima, desde Punta Arenas (una vez a la semana) navegando 303 millas náuticas o 32 horas aprox., en un cómodo ferry, por hermosos fiordos patagónicos y el canal Beagle.

Los circuitos están inmersos en ecosistemas reconocidos desde el año 2005 por UNESCO y forman parte de las 4.884.274 ha. de la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos, la más extensa de Chile, de todo el cono sur de América y la más austral. Son senderos de exigencia física y técnica alta -donde no se admiten improvisaciones- que se desarrolla por la ribera norte de la Isla y transcurre entre bosques de nothofagus, laderas y cumbres de montañas, portezuelos, acarreos de arena, piedras y rocas, atravesando valles de turberas, castoreras, lagos y lagunas, todo a merced de un clima complejo y a veces extremo, que puede variar rápidamente varias veces en el día, incluso en verano.

En la Isla es posible realizar tres circuitos de trekking. La ruta más conocida, es el circuito Dientes de Navarino (50 km. desde Puerto Williams 5 días de duración aprox.), que popularizara el australiano Clem Lyndenmayer, al hacer publica su experiencia en la edición de Lonely Planet de 1992.

Esta ruta recorre el cordón montañoso homónimo, que si bien no es de una gran altura (1.118 m.s.n.m), es necesario considerar la latitud donde se encuentra. El recorrido completo tiene un alto nivel de exigencia física y técnica, como consecuencia del terreno fangoso en muchos tramos, los turbales y las condiciones climáticas hostiles y potencialmente adversas que podría enfrentar al recorrer laderas abruptas y expuestas. Un trekking sólo recomendado para caminantes experimentados o con la asistencia de un guía local, mientras que el primer tramo de esta ruta, asociado al cerro La Bandera, puede ser recorrido por el día y es un circuito de mediana dificultad.

Próximo a este circuito existen otras dos rutas: Bahía Wulaia y Lago Windhond, que en rigor es el trekking más austral del mundo.

El Circuito Bahía Wulaia o “bahía hermosa” en lengua aborigen, a orillas del canal Murray, está a 75 kilómetros al suroeste de Puerto Williams y ofrece un espectáculo visual de gran belleza. Un mirador, al cual se llega caminando a través del bosque magallánico en el que crecen lengas ((Nothofagus pumilio), coigües (Nothofagus dombeyi), canelo de Magallanes (Drimys winteri) y helechos, entre otras especies vegetales, pero también es una bahía con mucha historia. Fue uno de los asentamientos más grandes en la región de Yámanas o Yaganes, pueblo originario de cazadores-recolectores marítimos, que poblaron la región desde hace unos 6.500 años, cuyo hábitat eran los canales ubicados al sur de la Tierra del Fuego y, por consiguiente, constituyeron la etnia más austral del mundo.

El lugar, es considerado el mejor fondeadero de la parte chilena del canal Beagle por estar bien protegido de los vientos. Pero también, es una bahía con mucha historia. Por aquí pasaron las dos expediciones del inglés Robert Fitz-Roy. En 1830 Fitz-Roy recoge a Jemmy Button, el yámana que, junto a otros tres aborígenes (York Minister, Boat Memory y Fuegia Basket), fueron llevados a Londres para “aprender de la cultura occidental y “civilizarlos”… Finalmente, el 23 de enero de 1833, junto al joven naturalista Charles Darwin, que acompaña a Fitz-Roy, desembarcan a los tres Yaganes de regreso en Bahía Wulaia (Boat Memory había muerto en Inglaterra de viruela).

El Circuito Lago Windhond, es un circuito de 41 Km., que equivale a 21 horas de caminata, es decir 3 o 4 días de viaje. Fue bautizado así en 1.624 por la escuadra holandesa que le dio el nombre de uno de sus barcos.

Durante el recorrido de cualquiera de estos tres senderos, podrá ver el efecto negativo de los castores en el paisaje, los cuales fueron introducidos desde Canadá por la industria peletera en la década de 1930 en Ushuaia, desde donde escaparon, cruzando luego a la vecina isla Navarino. Desde el año 2001, año en que se vio por primera vez en la isla a este mamífero, su población ha tenido un crecimiento exponencial debido a que no existen depredadores naturales de este. El castor ha modificado los paisajes, cortando árboles, construyendo diques, inundando y destruyendo los bosques magallánicos, siendo una especie dañina para la flora y fauna autóctona de la zona.

Recomendaciones

  • Planifique con bastante anticipación su viaje. No es bueno improvisar.
  • La mejor época para realizar el circuito es en verano, entre diciembre y febrero. El resto del año, el clima es difícil y debes estar preparado y tener experiencia avanzada en montaña, de preferencia invernal, por lo que no es aconsejable intentarlo, a menos que vayas con guías locales. A pesar de esto, siempre se debe estar preparado para el frío, viento, lluvia y nieve. El clima puede cambiar drásticamente durante el mismo día.
  • Revise a diario informe metrológico.
  • Si dispone de una ventana de buen tiempo aprovéchela, de lo contrario, busque un lugar protegido, seguro y espere con tranquilidad mejores condiciones climáticas. No se arriesgue innecesariamente.
  • Reserve pasajes de avión con anticipación, sobre todo durante los meses de enero y febrero (temporada alta).
  • Lleve bolsas impermeables para proteger ropa y alimentos de la lluvia. Traiga sus basuras de regreso, ellas son parte de su equipaje. Si las pudo llevar, puede traerlas.
  • Se recomienda abastecerse de alimentos en Puerto Williams, zona libre de impuestos, por lo que los precios no son extremadamente altos. Es más caro pagar el sobreprecio de equipaje en avión que comprarlos allá.
  •  Gas encontrará en Puerto Williams, tanto en ferretería ubicada en la Plaza de Armas, como en la tienda Wulaia Expediciones.
  • En biblioteca de Puerto Williams encontrará internet WI-FI gratis.
  • La conectividad en la ruta es nula, no está bien señalizada y su mantención ha sido deficitaria, por lo que es fácil extraviarse. Un GPS y un teléfono satelital puede ayudar a evitar perderse y solicitar auxilio en casos de emergencia.
  • Beba solo agua hervida, aunque esta provenga de una vertiente. Es notorio la presencia de castores en el área y agua pude esta estar contaminada.
  • Antes de iniciar el trekking registre en Carabineros de Puerto Williams (policía) su plan de ruta y duración del mismo. Cuando regrese, por un mínimo de deferencia, cancele esa “notificación”. Si no regresa en el tiempo previsto o tiene una emergencia, pueden rastrearlo y ayudarlo.

 

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